martes, 25 de septiembre de 2007

Parábola

Se cuenta que una vez un hombre muy rico fue a pedirle un
consejo a
un
rabino.

El rabino lo tomó de la mano, lo acercó a la ventana y le dijo:
- mira.

El rico miró por la ventana a la calle.

El rabino le preguntó:
- ¿qué ves?.

El hombre le respondió:
- veo gente.

El rabino volvió a tomarlo de la mano y lo llevó ante un espejo
y le
dijo:
- ¿qué ves ahora?.

El rico le respondió:
-"Ahora me veo yo".
- "¿Entiendes?, dijo el rabino, en la ventana hay vidrio y en el

espejo
hay vidrio. Pero el vidrio del espejo tiene un poco de plata. Y
cuando hay
un poco de plata uno deja de ver gente y comienza a verse solo a sí
mismo".

sábado, 22 de septiembre de 2007

Un besito de no despedida

Después de que mis labios se embriagaron de tu saliva;
después de que tu pecho me sirviera como guarida;
después de que mis ojos más que tu cuerpo miraran tu alma;
después de que tu voz sutilmente se convirtiera, en la magna regla que rigiera mi vida entera;
después que las palabras por si solas no dicen nada, a menos que esté tu huella implicada;
después de que te amara por el solo hecho de ser un martes;
después que mis elogios simplemente no pudieron cesarse;
después de que llegara al punto en que de tus besos no pude saciarme;
después de que al no verte solo pude desesperarme;
después de que tu rostro me aclarara en las mañanas;
después de tantos después que faltan;
después, tanto tiempo después;
solo quiero decirte que te quiero mucho más.

Lugosky,
Nueva York, Sábado 22 de Septiembre, 2007.