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jueves, 15 de noviembre de 2007

Carta a una desconocida.

Hola desconocida, empiezo éstas líneas diciéndote, o más bien diciéndole que no la conozco nada. Es por eso realmente que no la tuteo. Y déjeme decirle algo acerca de mí y del tuteo; yo solo tuteo a personas en quienes confío, así que desde que no la conozco más -creo que fue la semana pasada cuando nos desconocimos ¿cierto?- la trato de usted de ahora en vida.

Solo quería decirle que quien no da la cara, es un desconocido, y que también quien no da la cara es un cobarde; lo que me lleva, según mis clases de lógica, a que todo desconocido es un cobarde.

Déjeme otro momentito para explicarle otra cosa sobre mí. Yo soy de los que piensa que lo que el hombre (en sentido Bíblico) es lo que deja en su legado. Para ello hay que trabajar duro, créame que sí. Entonces, si, entre nos, aplicamos la lógica otra vez; si usted es una desconocida es porque no la conoce nadie, y si no la conoce nadie es porque usted no trabajó para ello. Entonces, si usted no trabajó para dejar un legado significa que no lo tiene, o sea, que si no tiene legado significa que usted no es nadie, sí nadie.

Para finalizar señorita desconocida, ya que usted no es nadie, rogaré a Dios para que me ayude a desaparecerla de mis recuerdos y conversaciones, porque si no estoy hablando con nadie significa que estoy loco, y como yo no estoy loco sino que usted no es nadie, ésto es mejor llevarlo hasta donde llego, a ningún lado.

Sinceramente,

Lugosky,
Nueva York, Miércoles 31 de Octubre, 2007.

jueves, 17 de mayo de 2007

¿De qué te quejas?

¿Has sentido el terror vivo en cada parpadeo?
¿Has sentido cómo con cada gota de sudor tus nervios se tensan al punto del infarto?
¿Has sentido cómo el miedo te aprieta cuando apagan la luz, siendo aparentar ser un "hombre" tu única razón para no tomar la vía?
¿Has sentido que te persiguen cuando sabes que todo está en su lugar?
¿Has sentido cómo tus pies se desvanecen y tu mente vuela a metro y medio del final de la carrera?
¿Has visto al diablo respirar en tu nariz mientras te sirve café y te dice, "Buenos Días"?
¿Has hecho el amor apasionadamente durante toda la noche, para notar al despertar que era la muerte tu pareja?
¿Has sentido cómo los días se te hacen más largos y aprietan el yugo de tu garganta?
¿Has caído arrodillado del susto, esperando sólo que tu muerte no sea dolorosa?
¿No?
Entonces, dime, ¿de qué te quejas; si has sido privilegiado en éste mundo?


Lugosky,
Nueva York, Lunes 14 de Mayo, 2007.