domingo, 25 de febrero de 2007

Poema/Narración de la libertad

Y vi un ángel descender de los cielos
el cual tenía un ala rota
y su voz, que por miradas tristes me dijo que era su única arma, también estaba quebrantada
trataba de evitar sus ojos
pero una y otra vez volvía a ellos como el sediento a la fuente
y su pelaje dorado estaba como el carmesí
y tomé su cabeza del suelo y la cargué entre mis brazos
y entonces fue cuando me di cuenta que moría
y sufría de una manera inexplicable
y lo hacía aún más cuando la voz arrogante le decía con una mueca de superioridad disfrazada de sonrisa: "todo estará bien"
y de momentos comenzaba a llorar
pero de sus ojos salían unas lágrimas negras
y de sus lágrimas, unas voces decían algo al unísono
pero eran tan sufridas las voces, que no se entendía nada
de pronto la voz arrogante se aproximaba
y las flores a su paso se marchitaban
y al morir, hubo una de ellas que preguntaba, "¿por qué? ¿para qué?"
y el ángel se levantó de un salto de su lecho de muerte
y con su arma trató de enfrentar a la voz arrogante
pero entonces noté que el ángel no luchaba contra una sino contra tres, pues estaban la arrogante, la hipócrita, y la lambona
y se burlaban las tres voces del ángel que no tenía más fuerzas
y uno le clavó una estaca en el corazón
otro en la garganta, y el otro en el estómago
y el ángel caía
pero antes de caer me enseñó un sueño
y en el sueño, había un desierto
y las arenas de éste desierto eran rojas y negras
y a medida que avanzaba, eran más rojas y más negras
y del Norte se desató una tormenta de arena
al igual que del Oeste y del Este
y en el medio de éstas tormentas había un hombre
un hombre el cual luchaba por protegerse
y en su lucha por protegerse perdía todo lo que tenía
y habiendo perdido todo
se levantó poniendo una mano en su rodilla
y con cara de exhausto
y con la ropa desgastada
y sus zapatos fueron quitados
y una de las tormentas entró por sus oídos
y sus ojos se aguaron
y su cara hacía grimas
y fue obligado a hincarse
y otra de las tormentas entró por sus pies
y la forma y las huellas de sus pies fueron borradas
y la última de las tormentas entró por su pecho
y dándole un golpe de una magnitud incalculable
éste enmudeció
pero no importara su situación seguía luchando
aunque no le quedaban fuerzas, su espíritu nunca fue doblegado
aunque su espíritu nunca fue doblegado, murió
y habiéndome enseñado ésto
algo me dio que ésta era la historia del ángel
lo cual luego comprobé que era cierto
y las voces hipócrita y lambona agarraron al ángel de los brazos
y la voz arrogante cortaba su cabeza
y siento ésta cortada, su cuerpo empezó a divagar sin control
y sus brazos se dividían en fuerza
y sus pies desvariaban en sentido
y viendo lo que sucedía, enmudecí
y mis músculos se tensaban
y entonces vi a uno formarse de las lágrimas del ángel
y éste alzaba su voz
pero con una espada su lengua fue cortada
y sus ojos sacados
y sus denuncias no fueron escuchadas
y cayendo al suelo desangrándose
y con su propia sangre escribía sobre la arena
"Ésto es lo que soy"
y antes de morir, señaló al vacío
entonces reaccioné
y corrí hacia el oasis y conté a todos lo que había visto
y varios se unieron a mí
y con piedras y palas fuimos a enfrentarlos
pero tenían espadas, tenían caballos
y aunque éramos muchos
para mal de todos, ellos eran más fuertes
y montados a caballo nos vencieron
y fuimos capturados y torturados a muerte
y varios cerraron sus ojos
y el mundo era de ellos
y ellos lo mal dominaban
y las luces se fueron apagando
y la única que quedó encendida fue la mía
y aún con mis manos atadas luchaban
porque al igual que aquel hombre del sueño
podrán destrozar mi cuerpo
pero nunca podrán destrozar mi espíritu
y el mundo no dejó de ser libre
y no será libre hasta que ellos paguen.

Lugosky,
Nueva York, Domingo 25 de Febrero, 2007

2 comentarios:

Manuel Miranda dijo...

Ahora la guerra es tambien por el Etanol.

jajajaj

Anónimo dijo...

felicidades x el poema, es realmente precioso